Desde hace décadas, somos conscientes de la repercusión que la alimentación tiene en nuestra salud. No solo en el mantenimiento de la misma, o en su recuperación cuando esta se pierde, sino además en el cada vez más importante papel preventivo o protector que la nutrición puede proporcionar sobre determinadas enfermedades no transmisibles, con un cierto “carácter genético”, como la diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares……Pero de lo que todavía no somos realmente conscientes, o al menos la mayoría, es de la importancia que la alimentación tiene incluso, antes de nacer.
La Nutrigenómica, ciencia relativamente nueva, estudia el impacto que los factores nutricionales tienen en la regulación y expresión genética o la Epigenética, es decir el estudio de todos los factores no genéticos que influyen en la expresión del ADN sin alterar su secuencia. Están demostrando que no todo está escrito en nuestros genes. Todos estos cambios que se producen en el fenotipo son más definitivos cuanta más temprana es su influencia. Las carencias o excesos nutricionales de la madre durante el embarazo, pueden ser responsables de cambios estructurales, que podrían llegar a ser o a tener, una mayor relevancia en función del momento, intensidad o duración en que se producen y podrían producirse a cualquier nivel: metabolismo, composición corporal, desarrollo neurológico,…
Los primeros 1000 días de vida, contando desde la concepción hasta los 2 años de edad es una etapa de una gran adaptabilidad a las diferentes circunstancias nutricionales. Si consiguiéramos aportar los nutrientes adecuados, en el momento adecuado y según la situación ambiental, podríamos cambiar el curso de nuestra salud futura. No todos son conocidos, pero como ejemplo claro la importancia del aporte que el ácido fólico, previo al embarazo y en el primer trimestre tiene, sobre la prevención del tubo neural, o el DHA sobre el sistema neurológico o retina, o la importancia de la lactancia materna, por su carácter protector frente al desarrollo de enfermedades como obesidad, diabetes, asma, .. o la relación entre una menor cantidad total de proteínas y un menor peso en la infancia.
El estado nutricional de la madre antes de la gestación, va a tener una gran repercusión en el correcto desarrollo del feto, ya que este se va a adaptar a los nutrientes que de ella recibe. Los desequilibrios nutricionales de la madre: sobrepeso, obesidad o malnutrición son factores de riesgo para la obesidad, hipertensión y diabetes en la descendencia.
Debemos cambiar el dicho que dice “Somos lo que comemos” por este otro “ Somos y/o seremos lo que hemos comido”
https://www.youtube.com/watch?v=hhZxMEv56Wo
Ana Sierra