La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel no contagiosa que cursa con brotes, cuya manifestación más molesta son los picores. Esto conlleva la existencia invariablemente de lesiones de rascado. Si bien puede aparecer a cualquier edad, es especialmente frecuente en los niños. Se estima que la dermatitis atópica afecta aproximadamente al 18% de la población infantil en los países desarrollados. En la actualidad no se dispone de tratamiento curativo, pero sí que existe tratamiento para paliar los brotes y para intentar prevenirlos La dermatitis atópica supone un factor muy limitante en los niños, ya que el picor puede llegar a ser tan intenso que ocasione cambios de humor e incluso impida el descanso nocturno. Para calmar estos picores, se aplicaran medicamentos locales antiinflamatorios, cuidados dermocosméticos específicos y aprendiendo gestos que nos ayuden a sobrellevarlos.
Durante una fase de brote, aparecen en la piel placas rojas de diversos tamaños, que producen mucho picor. Al principio son exudativas y con el tiempo se van volviendo más gruesas y secas. El aspecto de la piel siempre es seca, pálida y áspera, incluso entre brote y brote. En los niños menores de un año las zonas donde aparece habitualmente son las mejillas, el tronco y las rodillas. Más adelante se extienden a los pliegues que forman codos y las rodillas
HIGIENE: El objetivo mantener la piel limpia y evitar infecciones, también eliminar costras. Ducha con productos específicos( aceite o jabón sin jabón) o baño en caso de un brote importante con un producto a base de avena para calmar el picor, ambos con agua templada (33ºC) y durante 5-10 minutos como máximo. Secar sin frotar
HIDRATACIÓN: Fundamental para mantener la función de barrera epidérmica, evitando la pérdida de agua. Realizar de forma regular, mejor después del baño con una crema, leche o bálsamo específica para pieles atópicas. Aplicar correctamente por todo el cuerpo y en cantidad suficiente y repetir a lo largo del día si fuera necesario.
ROPA: La ropa en contacto directo con la piel debe ser de algodón y evitar la lana y fibras sintéticas. Lavar y aclarar muy bien las prendas para evitar restos de detergente y no utilizar suavizantes. Tampoco abrigar en exceso al niño, la sudoración empeora la dermatitis
ALIMENTACION: Adecuada a su edad. Solo si se demuestra una intolerancia o alergia alimentaria excluir esos alimentos responsables de las mismas, ya que en estos casos si empeoraría el eczema. La lactancia no es seguro que proteja, pero se aconseja a las madres que sigan el mayor tiempo posible. Estudios recientes, aunque no definitivos, están demostrando los beneficios de la toma de probióticos durante el embarazo para prevenir la aparición de dermatitis atópica en el niño, sobre todo en aquellos casos que ya hay otro hijo con la enfermedad. Los w-3 y los probióticos mejoran la dermatitis.
AMBIENTE. Ni la calefacción ni el aire acondicionado favorecen al niño atópico, ya que resecan el ambiente. La temperatura de la casa debe estar entre 18-20ºC. Evitar alfombras, edredones de plumas, peluches, cortinas y todo lo que acumule polvo. Aspirar mejor que barrer.
SOL: A veces mejora la dermatitis atópica. Evitar la exposición directa en niños menores de 3 años y aplicar siempre fotoprotectores de índice 50+ específicos para estas pieles. Después del baño en el mar o piscina es aconsejable un buen aclarado y aplicación del fotoprotector o crema hidratante.
ASMA: La dermatitis atópica forma parte del denominado terreno atópico(predisposición familiar, fiebre del heno, asma, conjuntivitis) por lo que es posible que desarrolle lagunas de las manifestaciones particulares de la atopía.
Es muy importante conocer las características de la enfermedad, como se trata, elegir los productos dermocosméticos más adecuados, las posibilidades terapéuticas y recordar siempre, ya que no hay tratamiento curativo, que la constancia es nuestra mejor arma.
Para cualquier duda consulta con tu médico o farmacéutico
Ana Sierra