Puede definirse como una sensación pasajera de decaimiento, falta de vitalidad generalizada (física y/o intelectual) o cansancio intenso que aparece durante las primeras semanas de la primavera, especialmente si el calor se presenta demasiado pronto y va unido a cambios en la presión atmosférica y humedad ambiental. Parece estar relacionado con una falta de adaptación del cuerpo a las condiciones propias de la estación. Algunos la relacionan con cambios en los biorritmos, alteraciones en el equilibrio hormonal, con los procesos alérgicos de la época o al cambio de horario de esta época.
Últimamente se está produciendo un incremento de su prevalencia como consecuencia de las características propias del entorno de las sociedades actuales: sobrecarga laboral, stress, ansiedad, etc. Se presenta entre los 20-50 años siendo más frecuente en la mujer que en el hombre.
En primer lugar, ante una consulta de este tipo hay que descartar la existencia de otras alteraciones orgánicas con sintomatología que puede parecer una astenia. Entre estas podemos citar: anemia, alergia, desnutrición, artritis reumatoide, lupus, hipotiroidismo, mononucleosis….. Y diferenciarse también, de otros desordenes psicológicos como la depresión o el síndrome de astenia crónica
Los síntomas más frecuentes de esta astenia primaveral, que aparecen durante el desarrollo de actividades cotidianas son los siguientes:
- Alteración del estado general
- Agotamiento y debilidad general
- Hipotensión
- Fatiga intelectual con dificultad para la concentración. Trastornos de memoria
- Insomnio y otros trastornos del sueño
- Pérdida o disminución del apetito
- Melancolía inexplicable
- Irascibilidad y cambios de humor
- Cefalea y malestar generalizada
- Debilidad muscular
El abordaje preventivo-terapéutico se basa en un adecuado y completo plan terapéutico que abarca tres estrategias complementarias:
1.- Mantenimiento de unos hábitos de vida saludables
- Dormir al menos 7 horas diarias (adulto) y realizar una cena ligera 2 horas antes
- Practicar ejercicio moderado de forma regular
- Aumentar las actividades al aire libre, el sol aporta vitalidad
- Hidratarse correctamente, al menos 2 litros de agua al día
- Adoptar una postura positiva ante todo lo que sucede y practicar la risa
2.- Abandonar hábitos tóxicos
- Reducir el consumo de alcohol
- Abandonar el hábito tabáquico
- Controlar el consumo de café y otras bebidas excitantes
- No utilizar somníferos o medicamentos estimulantes sin prescripción por un facultativo
3.- Seguir una pauta dietética sana y equilibrada, que garantice al organismo la toma de los nutrientes que necesita para estimular las defensas y combatir los síntomas:
- Mantener un ritmo y un orden, realizando 5 tomas diarias de alimentos
- Potenciar el consumo de verduras, frutas y hortalizas, disminuyendo bollería, precocinados o azucares refinados.
- Limitar el consumo de carne a 2 veces a la semana, aumentar el consumo de pescado y evitar los fritos
- Hidratos de carbono de absorción lenta deben predominar en el total de alimentos
Una dieta sana y equilibrada debe proporcionar los aportes vitamínicos que son necesarios para mantener su tono vital. Sin embargo, en ocasiones puede ser aconsejable un suplemento vitamínico o mineral para compensar determinadas carencias o restablecer el equilibrio. Estas cantidades de vitaminas, no deben superar las Ingestas diaria recomendadas y recordar que esta suplementación no es una alternativa a una alimentación sana
Otra opción para estas situaciones de agobio, estrés o apatía es tomar un complemento alimenticio que contenga triptófano, que nos va a ayudar a equilibrar los niveles de serotonina. Si se realiza mucha actividad física los complementos con citrulina, relacionado con el metabolismo energético del organismo, pueden ser interesantes a tener en cuenta. Los tratamientos fitoterápicos a base de ginseng, guaraná, Ginkgo, eleuterococo, rodiola, etc. son una alternativa útil complementaria para paliar los estados pasajeros de decaimiento y agotamiento. No olvidar, que aunque estos productos tengan un origen vegetal no son inocuos, por lo que hay que tener también en cuenta sus interacciones y efectos secundarios.
Ana Sierra