Actualmente existe una corriente nutricional que elimina los lácteos de la dieta, aludiendo o basándose en la idea que el hombre es el único animal que toma leche en la edad adulta. A esto yo le diría que también el hombre es el único animal que cocina los alimentos, la mayoría, porque su sistema digestivo no puede digerirlos. Aparte de esto veamos qué hay de cierto en esta actitud.
La lactosa es un azúcar o disacárido que está presente en todas las leches de los mamíferos: vaca, cabra, oveja y en la humana, y que también puede encontrarse en muchos alimentos preparados. Es el llamado azúcar de la leche. La lactasa es una enzima producida en el intestino delgado, que juega un papel vital en la hidrólisis de la lactosa, necesaria para su absorción por nuestro organismo. Si los niveles de lactasa son bajos o ésta no realiza bien su labor, aparecen dificultades para digerir la lactosa dando lugar a diarreas, dolor y hinchazón abdominal o síntomas de flatulencia.
El déficit de lactasa es una situación muy frecuente y puede darse en tres situaciones muy distintas: congénita, primaria o secundaria. La forma congénita es muy infrecuente y la más grave, es una enfermedad del lactante, de gran seriedad. Su tratamiento pasa por la eliminación total y completa de la lactosa. La forma primaria se debe al agotamiento de la actividad lactasa y es muy frecuente, ya que el polimorfismo más extendido del gen de la lactasa es el de la no persistencia de su actividad, frente a los dos polimorfismo que se asocian a la persistencia. La forma secundaria se debe a una situación patológica en la que se daña el epitelio intestinal, por una gastroenteritis o celiaquía, disminuyendo la capacidad de fermentación del colon y como consecuencia se produce la misma.
La prevalencia es muy alta, hasta del 70% de la población presenta el genotipo de la no persistencia a la lactasa. Pero aparte de esto, intervienen otros factores genéticos y ambientales. El origen racial influye, europeos y americanos del norte, nómadas afroárabes y australianos tienen concentraciones altas de lactasa durante toda su vida mientras la mayoría del resto de población desarrolla hipolactasia, e incluso en algunas zonas de África y Asia llega hasta el 90%. El momento en que desaparece la actividad también varía entre los grupos étnicos. Los adultos con deficiencia de lactasa mantienen una actividad de lactasa de hasta el 30%. Solo cuando ingieren lactosa que sobrepasen los mecanismos compensadores del colon, aparecen los síntomas
El tratamiento nutricional pasará por reducir la ingesta de lactosa según el nivel de tolerancia individual, evitando síntomas y manteniendo un adecuado aporte de calcio. Para la utilización efectiva de la lactasa solo se precisa el 50% de la actividad. Habrá que limitar la ingesta de leche y en menor medida sus derivados como los quesos fermentados o el yogurt. Éstos son una buena fuente de proteínas y calcio y al haber sido fermentados durante su elaboración, hace que hayan disminuido su contenido en lactosa. Los quesos no fermentados y no sometidos al proceso de envejecimiento y los procesados contienen más lactosa y se toleran peor. En cuanto al yogur, ya sea por la presencia de bacterias vivas o por su mayor densidad energética, que retrasan el vaciado gástrico y el tránsito intestinal, hacen que sean mejor tolerados.
Es muy importante alcanzar los requerimientos en la ingesta de calcio, algo que se hace complicado en estos casos, ya que la biodisponibilidad de calcio en los alimentos de origen no láctico es muy inferior. Esta biodisponibilidad es la cantidad de calcio que el organismo utiliza, y que depende de la ingesta total de calcio como de las sustancia presentes en los alimentos que impiden o ayudan a su absorción. El ácido oxálico presente en los vegetales, fija el calcio e impide su absorción. Por el contrario, la lactosa y la vitamina D, ayudan a la misma. Una alternativa es utilizar leche sin lactosa, leche y yogures de soja, asegurando que tienen un contenido adecuado de calcio. Es importante asegurar el consumo de calcio para evitar problemas de osteopenia y osteoporosis.
En la mayoría de los casos, cantidades entre 100 y 200ml de leche al día suelen ser bien tolerados y mejor acompañados de otros alimentos. Recordar que existen también suplementos de lactasa en forma de comprimidos, que pueden ser tomados antes de una comida que contenga lactosa. Y que se deben leer atentamente las etiquetas de los alimentos preparados y de los medicamentos.
Eliminar por sistema los lácteos a todo el mundo, no tiene mucho sentido. El hallazgo en varios estudios de un porcentaje de pacientes autodiagnosticados de intolerancia a lactosa, y en realidad absorbían bien la lactosa de la dieta, apoyan la existencia de una intolerancia a la lactosa subjetiva. Solo la realización de pruebas diagnósticas ante la sospecha clínica de intolerancia, es el paso previo a una dieta estricta sin lactosa.
Ana Sierra