Son muy conocidas o al menos nos suenan, las interacciones entre medicamentos, cuando se deben o no tomar juntos, etc. Pero quizás nos sean más desconocidas este otro tipo de interacciones de las que hoy hablamos, Interacciones Alimento-Medicamento, pero no por ello menos importantes.
Las interacciones alimento-medicamento se pueden definir como la aparición de un efecto farmacológico, terapéutico o tóxico mayor o menor al habitual y que surge como consecuencia de la acción conjunta de ambos. Dicha interacción puede deberse a la influencia de los alimentos sobre el potencial de los medicamentos (Interacción Alimento-Medicamento), o a la influencia de los fármacos sobre el aprovechamiento de los nutrientes (Interacción Medicamento-Alimento) o a la influencia del estado nutricional sobre la acción del fármaco. Por este motivo es muy importante que el paciente conozca cuando y como debe tomar sus medicinas en relación a su alimentación.
Hay que tener especial precaución con aquellos medicamentos con un estrecho margen terapéutico como pueden ser anticoagulantes orales o antidiabéticos, o con aquellos que deben mantener una concentración plasmática estable, como los antibióticos. Aclarar también, que cuando se dice:
- En ayunas no es antes de desayunar, sino una hora antes o dos horas después de cualquier comida.
- Antes de las comidas, es de 20 a 30 minutos antes de las comidas
- Durante la comida, es en la comida o inmediatamente después
- Después de las comidas, de 30 a 45 minutos después de la comida
Algunos medicamentos se deben tomar con los alimentos para evitar o disminuir los efectos secundarios que por su acción terapéutica pueden producir, otras veces hay que evitar la toma de algún alimento específico porque la absorción del medicamento y por consiguiente su acción, se puede ver alterada. O por el contrario, tomarlos juntos, ya que se busca un aumento de la absorción del fármaco. O tomarlo fuera de las comidas para no modificar el efecto terapéutico del medicamento.
Hay una serie de alimentos, con los que hay que tener especial precaución. Uno de ellos es el pomelo, cuya administración conjunta con un número importante de fármacos provoca un incremento significativo en la concentración plasmática de muchos de ellos, por lo que habría que ajustar dosis. O con el alcohol, aunque no puede considerarse como un nutriente, el consumo de bebidas alcohólicas tanto dentro como fuera de las comidas puede interferir aproximadamente con el 50% de los tratamientos farmacológicos y las consecuencias en algunos casos pueden ser muy graves. Es importante considerar si el consumo de alcohol es ocasional, habitual o crónico.
Si sospechas de alguna reacción o un efecto no esperado con la toma de tu medicación y tu alimentación o ante cualquier duda, consulta siempre con tu farmacéutico.
Ana Sierra