Con la llegada del otoño e invierno, llegan los resfriados, las toses, los mocos, la fiebre y como remedio muchos jarabes y medicamentos líquidos, tanto para niños, adultos o mayores. Aquí nadie se escapa y empezamos con los “buchitos” o los “trinquis”.
Cuando un médico prescribe un jarabe, sea antibiótico, mucolítico o para tos seca, niño o adulto, prescribe una posología y una dosis que hay que respetar. Los envases, generalmente, suelen traer su medida, ya sea una cuchara, jeringa o un vasito. Son medidas exactas, ya que en casa nos encontramos el problema del tamaño y forma de las cucharas y puede ocurrir que la cuchara que tengamos sea más grande, lo que puede dar lugar a una intoxicación por una mayor dosis o si son más pequeñas, que el medicamento no tenga el efecto deseado. Después tenemos los casos muy frecuentes, de aquellos que por comodidad cogen el bote y directamente se lo toman (buchitos), y suele ocurrir, en la mayoría de los casos, que el bote dura dos días, cuando en realidad podría haber durado una semana. No es lo correcto ni para la salud ni para el bolsillo.
Para los niños, el pediatra suele recetar el antibiótico en jarabe y en la mayoría de los casos estos se presentan en un bote con un medicamento en polvo o granulado al que hay que añadir agua y cuya dosificación viene en mg o ml/Kg de peso. Para preparar correctamente el jarabe y que la dosis sea la adecuada hay que realizar una serie de pasos:
- Coge el bote, gira y vuélcalo para desprender todo el polvo del fondo y paredes del bote.
- Añade agua mineral o agua hervida y enfriada hasta la marca, flecha o ranura que tenga el bote señalado para este fin. Agite bien para mezclarlo y complete con agua, ya que seguramente habrá bajado. Es normal que se formen burbujas, pero es el nivel de agua el que hay que tener en cuenta hasta llegar a la marca
No se debe olvidar que hay que agitar bien el envase antes de cada uso; que hay algunos jarabes que una vez preparados deben guardarse en la nevera por lo que no se deben mezclar con alimentos calientes para inactivarlos y que al tener una fecha de validez muy corta, una semana, es conveniente anotar en el envase la fecha de su elaboración.
Por último en todo tratamiento con antibióticos se debe, aunque exista una mejoría, completar el tratamiento hasta el final, así como respetar los horarios de tomas y dosificación.
Ana Sierra