La máxima “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un pobre” es muy conocida, aunque muy pocos la siguen. La palabra desayuno proviene del latín y etimológicamente significa “fin del ayuno”, es decir es el momento en el que se pone fin al largo periodo del ayuno nocturno, tanto el cerebro como los músculos necesitan energía, no solo para recuperarse, sino también para afrontar correctamente las necesidades diarias.
Pero, ¿por qué es importante un buen desayuno?
Es imprescindible no solo para alimentar el cerebro ayudando por tanto, a desarrollar unas adecuadas capacidades de aprendizaje: trabajar la memoria, aumentar la capacidad de resolver problemas o la creatividad, si no que además numerosas estudios señalan que el sobrepeso y la obesidad están ligados a unos malos hábitos alimentarios en el inicio de la jornada. Se sabe que los niños que no desayunan poseen un IMC mucho más alto que aquellos que lo hacen. Si no se desayuna, se incrementa la probabilidad de comer impulsivamente más tarde snacks y otros dulces, arrastrando durante todo el día la sensación de hambre, desfasándose los horarios de las comidas, y provocando a su vez que se coma demasiado en horarios nocturnos, lo que a su vez deriva en problemas de sobrepeso y obesidad. Por ello la primera premisa en cuanto a hábitos alimentarios es NO SALTARSE NUNCA EL DESAYUNO.
Este debería aportar el 25% de las calorías diarias necesarias. Realizando un correcto desayuno se cubren todas las necesidades nutricionales tanto las energéticas, como las de micronutrientes. En un desayuno saludable, idealmente, no deben faltar los hidratos de carbono y las proteínas y una serie de micronutrientes imprescindibles y fibra, mientras que el contenido graso debe ser bajo.
El aporte de hidratos de carbono se debería realizar en forma de cereales integrales mejor si no llevan azúcar añadido, pan integral y blanco alternándose y de vez en cuando otros productos, como pueden ser las magdalenas hechas con aceite de oliva o dulces caseros.
Las proteínas y calcio aportados por lácteos, bajo cualquier forma, leche, yogurt o queso, que también aportan vitaminas del grupo B. En el caso de haber intolerancia a la lactosa, utilizar lácteos bajos en lactosa o yogurt.
Otros micronutrientes como la vitamina C, procedentes de frutas enteras asegurándonos también el aporte de fibra mientras que los zumos naturales solo aportan las vitaminas hidrosolubles . Otra opción son los frutos secos, no solo avellanas y nueces, sino también uvas pasas, ciruelas u orejones, que contienen gran cantidad de fibra y potasio
En cuanto al contenido graso, este debe ser bajo y de buena calidad, por ello el aceite de oliva por su contenido en un tipo de grasa saludable y en antioxidantes es el más aconsejado.
Para los deportistas, debemos tener en cuenta que si se desayuna antes de salir a entrenar o a competir, se debe hacer al menos 2 horas antes del ejercicio y esta comida debe tener un índice glucémico bajo. Si por el contrario el desayuno se realiza después de entrenar, la comida debe ser rica en hidratos de carbono con un índice glucémico medio o alto que reponga todos los hidratos de carbono que se han consumido
Ana Sierra